El kintsugi es la práctica de reparar fracturas de la cerámica con barniz o resina espolvoreada con oro. Plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Así, al poner de manifiesto su transformación, las cicatrices embellecen el objeto.
El poeta Rumi decía que “la herida es el lugar por donde entra la luz.”
El Kintsugi también es una filosofía de vida, las personas rotas no se descartan, ni se desechan; se reparan y sus cicatrices al igual que los objetos reparados con Kintsugi las hacen más valiosas y bellas.
La Fundación Tekove anhela a promover restauración a familias para ayudarlos a fortalecerse, superar las adversidades que enfrente y salir adelante, tomando como interés superior a los niños, las niñas, y los adolescentes.